En principio, el interés que ha generado el curso dentro de mi formación expresiva en cuanto a la utilización del video es enormemente motivante y me permite dimensionar las grandes posibilidades que ésta disciplina ofrece. El hecho de que mi ojo y pensamiento estén enfocados en un inicio a las imágenes fijas me hace apreciar aun más el efecto que tiene sobre el espectador el hecho de que deba existir dinamismo en un espacio de registro determinado. La realidad es que estas imágenes en movimiento están en y con nosotros todo el tiempo, nos educan, nos distraen y al mismo tiempo nos sorprenden o confunden. Es por ello que considero que el contacto diario que tenemos con las mismas, nos hace tan próximos a ellas, volviéndolas tan cotidianas que al mismo tiempo nos alejan de ellas o las hacen desapercibidas en el estricto sentido del registro.
La cotidianeidad nos aleja en cierta medida de las magnificas formas de expresión que ofrece el video… no basta con observarlas y almacenarlas en nuestro interior, hay que planificarlas y mostrarlas con una buena línea de producción y por muy abstractas que estas puedan llegar a ser.
Me gusta encontrar en el video la misma dinámica de trabajo que ofrece la fotografía para ciertas líneas temáticas o situaciones en cuanto al video se refiere. En mis primeras experiencias con el video he determinado que un argumento visual a desarrollar, será, en principio con el fin absoluto de generar atmósferas en donde el espectador deba utilizar su imaginario al máximo intentando con ello, desarticular su pensamiento para generar uno nuevo aunque éste dure unos minutos.
Me gustará darle más fuerza al video con una proyección en gran formato, sin dejar de lado un discurso más profundo e invitando al espectador a utilizar sus sentidos y pensamientos de una manera en cierta medida, reflexiva.
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